Santiago y la Luna Santiago cuestionaba todos los días a su cruel destino. No entendía por qué su amada había muerto de forma tan repentina. No entendía cómo era posible que ese automóvil la hubiese arroyado, acabando de paso con su vida. Estaba decidido a hacer lo que fuese necesario para traerla de vuelta, para cambiar su destino. Una noche, sentado en la barra de un bar, un personaje extraño se le acercó. Llevaba puesto un largo abrigo negro, dentro del cual escondía sus manos. De forma inesperada, este personaje se acercó a Santiago. Al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, Santiago se apuró a retirarse del bar. Sin embargo, el hombre del abrigo negro puso sobre su hombro una mano metálica, elegante y robótica. Ante esto, Santiago no pudo ocultar su desconcierto y curiosidad. El hombre hablaba pausadamente, con una voz grave y melodiosa. Le dijo a Santiago que no tenía nada que temer. Que él era amigo de su esposa. Que no se preocupara, que ella estaba bien. Sant
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