Lectura 18, miércoles 31 de octubre
Hechizo de bruja
La noche era oscura, fría y silenciosa, había muchas cosas por preparar, la olla ya estaba en el fuego pronto empezaría a hervir, repasó la receta:
Ingredientes:
Escupitajo de murciélago
Caca de sapo enfermo
Uñas de araña tejedora
Pipí de bruja
Grito terrorífico de un niño
Faltaba un ingrediente, uno difícil de conseguir, el grito terrorífico de un niño. Parecía tarea fácil pero no lo había sido, había puesto arañas en las habitaciones de algunos, sapos en las de otros, con sus hechizos había hecho ruidos terroríficos mientras estos dormían, pero nada de nada los niños ya no se asustaban. Tenía una idea y esa misma noche la llevaría a cabo, cogió su escoba y llenó bolsillos de unos polvos mágicos. Subió al oscuro cielo y espolvoreó casi toda la ciudad, y recitó el hechizo:
Polvos mágicos y de maldad
A esta bruja caso le harás
Todo en terror se transformará
Y toda una noche durará
Toda la ciudad cambió, los huertos se llenaron de calabazas con caras maléficas, las flores se tiñeron de negro. Grandes telarañas cubrían las entradas de las casas y sus ventanas con arañas tejedoras que comían insectos. La cara de la gente se llenó de grandes verrugas, algunas se volvieron de color verde, otras se cubrieron de mucho pelo a otros les crecieron grandes colmillos. La ciudad estaba llena de monstruos terroríficos, pero algo falló, ya que como todos eran monstruos nadie se asustaba, no pudo conseguir el grito de ningún niño. Su plan había fracasado y si no acaba su poción con todos los ingredientes nunca se transformaría en una bruja verdadera. Fue entonces cuando desde muy lejos pudo oír un verdadero grito de terror de un pequeño, apresurada con su escoba, sacó un bote de cristal del bolsillo y voló y voló hasta cogerlo. Vaya ya tenía el ultimo ingrediente, pero ¿de donde venía?
Desde el cielo pudo ver a un niño en el bosque, se acercó para averiguar que era lo que le había podido asustar, bajo y bajo y no vio nada de nada solo al niño en el bosque sentado en el suelo. Decidió bajar a preguntarle que le había asustado tanto, allí su magia no había llegado y nada en terrorífico se había transformado. Cuando el niño la vio se puso muy contento:
Niño: Señora, Señora por favor, ayúdeme
Bruja: Lo haré si me dices que te ha asustado, ¿has visto u oído a un animal? ¿te has encontrado a un monstruo?
Niño: No, ojala, lo que me ha asustado de verdad es que estoy solo y perdido
Bruja: Pues, no te preocupes que soy bruja de palabra, monta en mi escoba que te llevaré a tu casa
Y así lo hizo, dejó al pequeño en su camita, que en seguida se durmió y se fue deprisa a su casa a acabar la poción. Pero había aprendido una lección, ni los monstruos, esqueletos, arañas, murciélagos dan miedo, lo que da miedo de verdad es estar solo y perdido. Así que un niño nunca mucho se ha de alejar y siempre acompañado debe estar.
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