Lectura 47, viernes 1 de febrero de 2019
Burpy Burpy se disponía a ponerse su mejor traje, el que solo se ponía en los días importantes. Ese día era particularmente importante. Era el día en el que por fin invadiría la Tierra, lugar lleno de abominables criaturas. Una vez terminó con su rutina solar, aérea y crepuscular, se dispuso a caminar hacia su nave con paso decidido. Encendió motores, y después de emitir un torrencial chorro de espuma, despegó rumbo a la tierra. Tenía todo fríamente calculado. Sabía que aterrizaría en un lugar desolado y luego se desplazaría hacía una gran urbe, haciéndose pasar por humano. Una vez allí, se haría al poder y convertiría a todos los seres humanos en sus esclavos. Burpy pensó que el viaje a la Tierra era aburrido, así que aceleró el paso, y en vez de llegar en varios millones de años luz, alcanzó la atmósfera terrestre en dos semanas. El aterrizaje de su nave fue un poco más difícil que su viaje, y tuvo que recalcular las coordenadas del lugar en el que quería caer varias vec